Los lobos siempre están hambrientos. Y sus ojos brillan y sus estómagos gruñen cuando ven cerditos, ocas, chivitos o una niña bonita con caperuza roja que lleva la merienda a su abuelita.
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Puede obtener más información aquí o cambiar la configuración.